WHY DO WE DREAM,
IN BLACK AND WHITE?
COLOR ME BLIND
WHY DO WE DREAM,
IN BLACK AND WHITE?
COLOR ME BLIND
Mi mujer sabe que me gusta mucho dar sorpresas… Me gusta mucho hacer regalos hechos con mis manos, nada de regalar una tablet, un perfume o un libro (que también lo hago).
Pero me gusta preparar sorpresas para cuando llegue a casa se divierta. Le he hecho de todo: llenar la casa de post-it, de globos con mensajes, de flores, de juegos donde tenía que ir adivinando la próxima pista, le he colgado decenas de fotos colgadas de hilos elásticos, de fotos mías en posiciones un tanto inconfesables (nada del otro mundo) puestas con imanes, de regalos escondidos en sitios inesperados, de banderas tipo tibetanas con mensajes para el futuro, fotomontajes, comidas sorpresas, no se… he aprendido a tejer, a hacer pasta fresca, a cocinar, a hacer figuras de barro (con resultados discretísimos) a tantas cosas por lograr algo original que ya e perdido la cuenta.
Y en los aniversarios o cumpleaños siempre, siempre regalo cosas hechas por mí.
Bueno, algún día se me acabará la imaginación pero los fotógrafos creo que tenemos bastante arsenal de recursos ¿no?
Así pues, creo que, aunque lo pase mal porque me meto en berengenales importantes, me gusta mucho hacer regalos. También recibirlos pero el proceso creativo que es hacer un regalo no se… me atrae.
Y tú:
Soy hombre de retos y eso me lleva a empantanarme más de lo debido pero así es la vida ¿verdad?
Divertirse
Crear
Dar
Recibir
Cuando alguien te regala algo siempre has de estarle agradecido. Aunque el jersey no te guste o el libro te lo hayas leido. Ya lo cambiarás pero piensa que esa persona ha ocupado un tiempo de su limitada vida en pensar en tí. En qué te puede hacer feliz y eso ha de valorarse.
Nunca devuelvo regalos (excepto si me regalan unos zapatos de la talla 40 o un polo de una marca conocida lagartera) porque los regalos no se devuelven, se aceptan , se agradecen y se disfrutan. Al menos es mi opinión, que para eso gestiono yo el blog, je… 😉
Así que como fotógrafo ¿qué os puedo regalar? Al no tener negocio montado no puedo ofrecer nada que no sea una cosa: un fondo de pantalla por ejemplo.
Vaaale, fondos de pantalla tenéis a millones en internet y cada uno tendrá sus gustos pero es lo que os puedo ofrecer. Pensad que voy a tardar unos minutos para decidir qué fotos os regalo y cambiar los tamaños para las diferentes pantallas. Sois libres de ponerlos o no. Posiblemente no los pongáis y creo que tenéis razón, cada uno tiene el fondo que más le gusta pero como dicen: la intención es lo que cuenta.
Un par de fotos a varias resoluciones. Una de mi querida y añorada Islandia, pais donde conocí a mi mujer así que pese a que perdí casi todas las fotos que hice en el primer viaje pude recuperar algunas.
1920×1200
1600×900
1024×768 (sí, aún hay gente con monitores casi cuadrados, je, je)
Y otra de Marruecos, concretamente en Essaouira, un pais completamente diferente de Islandia pero no carente de mucho atractivo. Un viaje de contacto personal.
1920×1280
1600×900
1024×768
Dedicado a pincha aquí
A veces puedo hacer varias cosas a la vez… hablar por teléfono mientras miro el correo o pensar en una nueva entrada del blog mientras hago bicicleta.
Pero no llego a todo… a veces me agoto como todos los mortales. Se me agotan las pilas y empiezo a equivocarme y a olvidarme de las cosas.
Entonces es cuando paro. STOP. Y tras respirar hondo me doy un descanso.
Hay días en los que es necesario no hacer NADA. Que en sí mismo es una actividad. Un momento para el protagonista de mi histora, para mí mismo.
Antes solía dedicar el sábado para mí. Para no trabajar ni hacer nada, dedicar ese día entero a mis hobbies, descansar, dormir y sobretodo pasear y disfrutar de lo que es cargar pilas. Ese día no había limpieza. No había horarios, sólo había la voluntad del azar.
Espacios vacíos.
Baúles en mi mente.
Baúles vacíos aparentemente. Llenos de espacio personal donde crecer, donde llenarlos de mí, de lo que quiero ser y de lo que no quiero ser.
Y sí, no hacer nada es hacer algo, es descanso, como en el deporte donde el descanso sirve para que el músculo crezca y se adapte a lo que tiene que venir…
Por eso en esos momentos disfruto de libros de Osho, de música de Brian Eno, Sigur Rós o Olafur Arnalds (podéis disfrutar de maravillosos ejemplos pinchando en estos artistas).
Ese descanso es necesario que sea respetado por tus allegados, pareja, hijos, etc. y por tí mismo. Dedícate un momento al día, unas horas para tí, para no hacer nada y llenarte de energía que fluye de la música y siente la naturaleza en tu piel.
No seamos cabezones, no podemos hacerlo todo y bien. Somos imperfectos y hemos de vivir con ello.
Disfrutemos de esos espacios vacíos…
En composición fotográfica también existen los espacios vacíos…
Al componer buscamos compensar las masas visuales con elementos que contrarresten la fuerza creada por el motivo principal. Pero a veces un espacio vacío puede ser un elemento por sí mismo y con mucha fuerza. No hace falta llenar el encuadre de cosas, un espacio vacío puede ser protagonista al querer darle importancia: un cielo, el mar, una pared, una masa borrosa de nubes o hierba… Si la disposición de los elementos está estudiada una masa vacía puede co-protagonizar tu historia, tu momento.
Si lo que quiero mostrar es la desnudez de la superficie o el contraste de los árboles con la niebla donde ya no hay elementos visibles, donde quiero que te sientas invadido por esa niebla que yo ví y te imagines en ese momento y en ese lugar he de mostrar ese espacio.
O si quiero que veas el contraste del sol que se pone con el mar, con la tranquilidad intentando transmitir esa paz que se siente en esa hora mágica he de incluir ese vacío que te pueda llegar a la mente y al corazón mostrando esa paz y tranquilidad que siento en dichos escenarios naturales.
Ese espacio vacío hay que incluirlo con inteligencia, no se trata de dejar una parte del encuadre sin nada, repito, el espacio «vacío» es un elemento compositivo importante y ha de notarse que lo incluyes a propósito. ¿Cómo expresar la inmensidad del desierto? Mostrando un pequeño elemento y dejando un gran espacio que diga «excepto ese árbol» allí no había nada más que arena y cielo.
Dedicado al vermut de los sábados
Ale, esta es mi primera participación en esta especie de reto donde cada semana se propone un tema para colgar fotos al respecto.
Esta semana: manos…
Estas son las manos de Mohamed, un guía/camellero (más bien lo segundo) con el que pasamos el fin de año en el desierto de Marruecos estas pasadas navidades. La primera vez que le di la mano me dio la impresión de haberle dado la mano a un animal. Tenía las manos acartonadas de trabajar con las mismas: usar cuerdas, mantas, tratar con los camellos, cortar leña, hacer fuego, todo con sus manos desnudas las cuales prácticamente habían perdido la sensibilidad. Eso sí, curiosamente habilidosas al 100%, algo que nos falta en occidente. Somos muy mentales pero no sabemos trabajar con las manos.
Dedicado a la gente sencilla del desierto.
Tengo un pésimo sentido del olfato.
Cada vez me cuesta más entender las frecuencias de la voz humana.
Pero sigo teniendo una gran capacidad de imaginarme qué se siente al tocar determinada superficie aún sin hacerlo directamente.
Me cuesta imaginar cómo huelen las hojas secas en otoño pero puedo imaginar perfectamente lo que se siente al triturarlas con las manos tras recogerlas del suelo. Se lo que sentiría al tocar un sofá de piel, un kiwi o el tacto de la cabeza de un bebé.
Texturas
Superficies de infinitas formas que provocan sensaciones.
Aún tengo en mi memoria sensorial el tacto de la barba de mi padre antes de afeitarse. La suavidad a pesar de las arrugas de las manos de mi abuela o la tersura de la barriga de mi sobrina al hacerle pedorretas. Puedo sentir qué recorrería por mi cuerpo al rayar con las uñas una pizarra y erizárseme el vello al imaginármelo, rascar con los nudillos una pared con gotelé o el frescor del blandi blub con el que jugábamos de pequeños.
Las superficies me traen recuerdos, me llevan a lugares y espacios lejanos donde esa determinada textura tenía una importancia en mi infancia. El tamaño y tacto del borrador de las pizarras en clase, las piezas del exin castillos o la tensión de la rueda de una máquina de coser Singer. Cierro los ojos y soy capaz de sentirlo.
Reconozco que quizá tenga esa predilección porque me encanta pringarme. Ensuciarme de grasa si limpio una bici o amasar pasta fresca para mi mujer. El contacto con sustancias, temperaturas y consistencias me transmite sensaciones de todo tipo: placenteras, repulsivas o curiosas. No me importa ensuciarme, la asepsia es innatural así que tocar es divertido e instructivo.
En fotografía entiendo que hay dos tipos de texturas: las «verdaderas» y las «creadas».
Las texturas verdaderas son las que podemos tocar, sentir, percibir y fotografiar, por supuesto. Podemos captar estas texturas básicamente de dos formas. Frontalmente y lateralmente.
Si quieres captar el color, las formas, los patrones visuales has de captar el motivo de frente, con luz frontal que enfatiza los colores. Las focales angulares deforman mucho la escena por lo que, a pesar de ser patrones abstractos, no queda especialmente bien. Mejor usar focales a partir de 35 o 40 mm.
Si lo que quieres es mostrar el relieve de la superficie, enseñar sus recovecos y estructura siempre se captará mejor desde un lateral con la luz también en un determinado ángulo donde lo que importa no es el color sino las formas. Un objetivo macro siempre mostrará los detalles en mayor medida en objetos minúsculos como es evidente en un objetivo de tales características. Habrá que usar aperturas pequeñas para tener mayor profundidad de campo y enseñar más superficie enfocada.
Y como decía antes, en fotografía podemos crear texturas o aplicarlas a las fotos que queramos dándole un aspecto irreal, mágico, extraño pero bello. De una textura que tengamos (cogeré 2 de las que he puesto arriba) y un motivo que nos agrade como esta rosa:
podemos, mediante técnicas muy sencillas de photoshop crear una postal personal:
La he hecho rápido para mostrar resultados que pueden ser creados de material que tenemos a mano… te pueden gustar o no pero son fotos con texturas propias, inventadas que podemos imaginar en papel, como un graffiti o pinturas en cualquier piedra.
Si alguien está interesado en saber cómo se hacen este tipo de fotos puede buscar por internet o si unas cuantas personas me lo piden puedo hacer una entrada con un mini tutorial.
Dedicado a los recuerdos de la infancia que quedan para siempre
Esta semana, volviendo en tren conocí a un pintor valenciano, Vicente Heca, el cual, tras hablar durante todo el viaje me ofreció contactar con su galería para (quizá) hacer una pequeña exposición. No se si llegaré a hacerla pero ahí hubo una pequeña oportunidad surgida de la nada.
Muchas veces las cosas te llegan, no hace falta que las busques… las visualizas y poco a poco el universo se va conjugando para que los distintos elementos vayan a tí.
Es un poco como cuando vas a comprar ropa… cuántas veces buscas algo para luego encontrártelo de repente en cualquier tienda.
No se si la visualización funciona porque hay una fuerza que atrae elementos comunes o símplemente porque nos da confianza para poder acercarnos a lo que nos es positivo y nos aleja de lo negativo, en cualquier caso, funciona, que es lo importante.
El universo se mueve, se dispone en equilibrio perfecto y su energía está ahí, para que la aprovechemos…